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miércoles, 20 de marzo de 2013

"Ya no más" - Tobías elige facción.

Hola criaturitas que estén visitando este pequeño y novato blog (? Mi nombre es Sofía. Y bueno, hace unas semanas llevo trabajando en una fic de Divergente. Son unos libros increíbles y si no los leíste...¿¡QUE ESPERAS!? son amor, en serio.*Añada aquí una muerte lenta y dolorosa por la espera del tercer libro*. Es un solo capítulo, cuando Tobías Eaton (ADSFAOSDIFADJSFLKASFDJÑLADJS) nuestro Cuatro (MÁS ASFKJSLADFJSODFIP) elige facción. La verdad es que es mi primera fic, así que seguramente verán muuchos errores. A la hora de opinar, necesito que sean sinceros por favor, siempre tengo que mejorar y si tienen algo 'malo' que decir, no duden en comentarme acá o en mi twitter @imagineaspark :)  En fin, traté de ver como podía sentirse nuestro amado instructor, así que acá va. Espero que les guste, aunque sea solo un poco :3
Si me dejas tu opinión te lo agradecería mucho :)
Chispitas.
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Ya no más. 

Los primeros rayos del sol acariciaron su rostro con suma delicadeza, recorriendo lentamente las facciones de su cara hasta llegar a sus párpados aún cerrados. De a poco, el joven fue abriendo los ojos hasta acostumbrarse a la tenue luz que entraba por la única ventana, alumbrando a su vez la pequeña habitación gris. El muchacho de cabellos oscuros, aún adormilado, se desperezó poco a poco. Cuando abrió los ojos completamente, un solo pensamiento surgió en su cabeza: 
‘Ceremonia de Elección.’
Estuvo pensando su decisión prácticamente toda su vida. Sabía exactamente lo que buscaba: libertad. Un lugar lo mas lejos de su hogar posible. Este día era como una pequeña balsa de esperanza en un mar de sufrimiento, pero ahora que lo tenía en puerta, imaginaba esos ojos llenos de decepción e ira, cuando el cuchillo recorriera su piel y derramara su sangre sobre las brasas. Esos ojos que lo vieron crecer. Los mismos que habitaban en sus mas temibles pesadillas y que para su desgracia, veía cada día de su vida.
El joven apartó sus pensamientos y se levantó. Fue hasta su pequeño armario de madera, se desvistió y luego sostuvo entre sus manos la suave ropa absolutamente gris que lo identificaba como Abnegación. Suspiró; hoy finalmente era el último día que utilizaba esas prendas. El muchacho se llevó con cuidado sus manos hacia su espalda desnuda, rozando y recorriendo cada una de sus cicatrices y prometió que las borraría de alguna forma. Dos golpes lo hicieron volver a la realidad. 
–Tobías –Dijo una voz firme detrás de la puerta– Levántate ya. No me hagas venir aquí dos veces.
El joven se estremeció. Tobías sabía perfectamente lo que significaban esas palabras y se apresuró a terminar de vestirse. Antes de marcharse, miró por última vez su habitación, puesto que sería la última vez que la vería. La misma era igual que todas las habitaciones de la casa, pero con una cama y un armario ya viejos con el tiempo. Bajó la cabeza, la sacudió levemente y susurró para sí:
“Ya no más.”
Salió de allí sin mirar atrás y recorrió la casa, esperando a que su padre ya se haya ido. Se dirigió rápidamente hacia la puerta de salida, mirando a los costados para asegurarse de que él no estaba. Sabía igualmente que tendría que enfrentarse en algún momento del día a sus ojos y quería posponerlo lo más posible, pero el momento llegó demasiado pronto.
Tobías –Dijo de nuevo la voz anterior. El muchacho apretó los labios y maldijo para sus adentros. Se volvió para ver a su padre, con los brazos cruzados contra su pecho.– ¿Te ibas ya?
Se me hace tarde, padre –Respondió Tobías, sin mirarlo directamente a los ojos. Si lo hacía, no podría tomar su decisión hoy. Tenía que estar seguro y más que nada, sin sentir miedo. No este día. En cambio, miró su cinturón. Le daba calma saber que estaba allí, entre la cintura de su padre, y no encima de su piel.
Bien, pero podrías avisarme de que te vas. Ahora, mírame –Marcus dio unos pasos hacia él, lo agarró por los hombros y ejerciendo una leve presión con sus dedos, el muchacho se estremeció. Dejó salir el aire que no sabía que estaba conteniendo y reunió todo el valor posible, tenía que hacerlo. Después de unos segundos, Tobías levantó la cabeza y lo miró fijamente. Sus ojos azules rebosaban de recuerdos y miedos al ver a su padre, pero se encontró pensando solamente en tres palabras “Ya no más”.
–Hijo prosiguió Marcus– sabes que hoy es un día muy importante. Para ti y para mí también. Abnegación es nuestro legado y lo que nos corresponde llevar como nuestro futuro. Lo sabes, ¿verdad? –Su voz trataba de sonar sin presión, pero Tobías sabía que no era así. El joven no respondió De todos modos, recuerda siempre donde esta tu hogar. Sabes que es por tu propio bien.
Un escalofrío le recorrió la espalda a Tobías al escuchar las últimas palabras. Tragó saliva y asintió.
 Ahora, vete. Nos veremos luego.–concluyó el padre del muchacho. Él sabía que eso era suficiente para hacer entender a su hijo de lo que quería decir y Marcus dejó caer los brazos hacia sus costados. Sin decir nada, Tobías dio media vuelta, abrió la puerta y cerrándola detrás de sí, se alejó de allí. Miró hacia atrás. Una vez que observó que su casa estaba fuera de su vista, y de que no había nadie para mirarlo, comenzó a correr. Todos estaban en el Cubo preparando la Ceremonia de Elección, sea cual sea su papel. Siempre que nadie estaba para mirarlo corría, como si pudiera alejarlo de su padre, de su dolor. Cerró fuertemente los ojos y corrió aun más rápido, ya que esa era la primera y última posibilidad que tenía este día: huir.
Dejó de hacerlo cuando distinguió una masa de colores reunidos en la puerta principal del Cubo, un edificio que se perdía en el cielo y en el que allí se realizaría la Ceremonia. Un Abnegación sostenía la puerta mientras su facción, Cordialidad, Erudición, Verdad y Osadía se organizaban para entrar. En algunos jóvenes podía verse en su rostro la duda. ¿Quedarse con su familia o pertenecer al lugar donde crees que debes estar? Tobías no podía quedarse con su padre, eso estaba claro. Y tampoco sabía a donde pertenecía exactamente. Pero necesitaba ser libre, necesitaba correr cada vez que sentía que Marcus podía alcanzarlo, necesitaba sentir que podía defenderse, necesitaba acción para mantenerlo ocupado y que sus recuerdos no estén presentes en su mente siempre. Y solo en un lugar podría brindarle eso.
Tobías llegó a la puerta y esperó su turno para pasar. Cuando finalmente entró al vestíbulo del edificio, miró hacia el elevador. Estaba atestado de gente. Y era un lugar muy…cerrado. Negó con la cabeza y se dirigió a las escaleras junto a otro grupo de Abnegación.  
Llegaron a la sala de Ceremonias y Tobías prefirió mirar al suelo o el techo en vez de buscar con la mirada a su padre, como muchos jóvenes hacían. Otros estaban en su misma situación: sabían que no se iban a quedar en su facción y optaban por pretender que las alfombras o los cuadros del lugar eran interesantes. Cuando todos llegaron al lugar, comenzaron a alinearse en alfabético inverso. Un Concordia se puso de pie en el podio y comenzó un pequeño discurso de iniciación.
               Sean bienvenidos a la Ceremonia de Elección. Bienvenidos al día en que nuestros jóvenes…
Pero Tobías apenas y escuchaba.
                – ...Y aquellos que culparon a la cobardía formaron Osadía...– 
                – ...Facción antes que sangre…– 
          El muchacho miró hacia la multitud al oír esas palabras y se encontró con la mirada de su padre. Este lo miró seriamente, como si supiese lo que estaba a punto de hacer.
                Tobías Eaton.
El joven volvió a la realidad cuando escuchó su propio nombre en el micrófono. ¿Cuánto tiempo estuvo mirando a su padre? Rápidamente, con pasos torpes, se acerco al hombre que le tendía el cuchillo. Tobías lo miró y lo aceptó, comprendiendo que había llegado el momento. Por fin. Fue en dirección al centro de los tres círculos y un aire de tensión impregnó el lugar de un segundo a otro. El muchacho solo podía oír el latido de su corazón a un ritmo acelerado. Primero, miró el tazón de Abnegación y luego el de Osadía. Piedras o Brasas. Hogar o Libertad. Otra vez la sensación de no poder hacerlo lo invadió. Sentía que su padre lo perseguiría, lo regañaría por su elección y le pegaría como tantas veces lo había hecho. Repetiría las mismas palabras que había escuchado por dieciséis años, lo encerraría y esta vez sería para siempre. Pero entendió que ahora tenia la oportunidad de elegir él. Que la necesidad que había sentido toda su vida superaba al mayor de sus miedos por una vez. Que la posibilidad de escapar gritaba su nombre y que la vida daba segundas oportunidades a aquellos que la merecían.
Miró una vez mas a la multitud, buscando a Marcus. Cuando se encontró con sus ojos, frunció el ceño. Bajó la mirada y se dirigió con rapidez al tazón de Osadía.
“Ya no más” susurró. La última palabra salió con furia y cortó su mano casi con desesperación. Su sangre chisporroteó sobre las brasas y Tobías sintió como si le hubiesen quitado unos grilletes de las muñecas. Como si Osadía lo hubiese estado esperando para que venga a buscar lo que necesitó durante toda su vida. El joven suspiró y por primera vez en mucho tiempo, sonrió.

Era libre. 

8 comentarios:

  1. *_* Genialoso. JAJAJAJ SIGUELA SIGUELA SIGUELA!

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    1. Muchísimas gracias :) Oww, es que no sé. Voy a releer los libros y quizá la siga <4

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  2. Ya estoy aquí (?)
    Me ha gustado bastante cómo narras lo de correr y cómo se despide de su casa Tobías, me ha parecido que es bastante similar a lo que se insinúa en el libro.
    Hay algunas expresiones que para mí son raras, pero es por la diferencia geográfica XD

    Avísame si lo sigues :)

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  3. Gracias :3
    ¿En serio? yo creo que esa es la parte mas rara... JAJAJA. Necesito práctica :)
    Mmm puede ser, me pasa exactamente lo mismo cuando leo tu fic JAJAJ <3 pero me encanta.
    Y con lo de seguirla, como dije antes voy a ver si releo los libros para no olvidarme de ningún detalle :)

    Chispitas :3

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  4. SO HERE I AM.
    No entiendo cómo se me pudo pasar esta genialosidad por alto, but... ES INCREÍBLEMENTE BONITO Y TAL. Me gusta mucho cómo expresas el odio hacia Marcus (lo cual creo que no es del todo normal por mi parte), y cómo escribes en general. Espero que sigas escribiéndolo, o que hagas alguna otra cosa de Divergente, o MDI, o LJDH... En fin. Si decides escribir cualquier cosa, yo la leeré <3.

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    1. Muchísimas gracias Shenia :3
      Quizás la continúe cuando tenga tiempo, aunque tengo pensada una fic de LJDH :)
      Y tengo que empezar a leer urgentemente CdHyF porque quiero leer TU fic, ehé. <3
      Chispis.

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  5. ACABO DE ENTERARME DE QUE HAS ESCRITO UN FIC Y AHORA MISMO ESTOY DANDO BOTES DE ALEGRÍA, ÑA.
    'Sentía que su padre lo perseguiría, lo regañaría por su elección y le pegaría como tantas veces lo había hecho'. Considero que un fic es realmente genia cuando consigues plasmar pensamientos del personaje tal y como lo haría el escritor de la historia original, Y ESTO ES TOBÍAS EATON ABSOLUTAMENTE. Me ha encantado, como dice Tuli, lo que has puesto sobre el miedo de Cuetro hacia su padre.
    Y TE ANIMO A QUE SIGAS, POR SUPUESTO, ÑA. I'm here to read everything you write <3

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    1. Muchísimas gracias Pato, en serio <3
      Seguramente lo continúe, so... les avisaré si subo un nuevo capítulo :3
      Gracias por los ánimos c':

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